QUERIDO CEO:mountainsphoto

¿Prestas atención a las emociones que estás expresando a los empleados? De alguna manera, cada día, influyes en el modelo cultural de tu compañía. Y este modelo afecta al comportamiento de los empleados, los motiva y, además, determina la forma en que tu organización se orienta al cliente. Cuando se habla de cultura corporativa, pensamos en la cultura cognitiva, es decir, en los valores intelectuales compartidos, las normas y las presunciones que sirven de guía al grupo. Pensamos en valores como el trabajo en equipo, la orientación a resultados, o la innovación. Esto juega un papel fundamental en el éxito de tu organización, pero supone sólo una parte del mismo.

Otra parte importante corresponde a la cultura emocional (valores afectivos compartidos, normas y creencias que gobiernan las emociones que los profesionales tienen y expresan en el trabajo).

Las emociones positivas se asocian con mejor desempeño, calidad y atención al cliente. Por el contrario, las negativas (con muy pocas excepciones a corto plazo), tales como la tristeza, el miedo o el enfado, producen resultados negativos que incluyen un mal desempeño y alta rotación.

Por tanto, apreciado CEO, si ignoras la cultura emocional estás obviando cuestiones fundamentales que afectan a tu compañía.
Algunas organizaciones han comenzado a incluir las emociones en sus declaraciones corporativas. Incorporan, por ejemplo, conceptos como el amor o el cuidado de los demás entre sus valores. Esta estrategia es efectiva cuando las declaraciones que se han recogido en la misión, visión y en los valores se plasman en la vida laboral cotidiana, cuando se logra que las personas lleguen a sentir las emociones valoradas por la organización o el equipo.

Un gran gesto es importante y también tener grandes intenciones y plasmarlas, apreciado CEO, pero no olvides los pequeños gestos del día a día. Me despido con unas palabras de Daniel Goleman que deseo que te inspiren a ir más allá de la cultura cognitiva y a enriquecer la cultura emocional de tu compañía: «A fin de cuentas, no debemos olvidar que los términos motivo y emoción se originan en la misma raíz latina moveré, que significa «mover». En este sentido, las emociones son, literalmente hablando, lo que nos impulsa a alcanzar nuestros objetivos, aquello que moviliza nuestra energía, y nuestros motivos, a su vez, impulsan nuestras percepciones y modelan nuestras acciones. Un gran trabajo se asienta en una gran emoción».

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