QUERIDO CEO:

Existen dos clases de CEO: los que alinean lo que piensan, dicen y hacen, y los que no.
El CEO que predica una cosa y después hace otra es incoherente. Si es incoherente, no puede ser creíble y si no es creíble, tarde o temprano se perderá la confianza en él. Y si no hay confianza en quien está al frente de la organización, ésta difícilmente logrará sus objetivos, ya que la base del compromiso es la confianza y si no se genera o se traiciona, no se puede esperar contar con profesionales comprometidos. La incoherencia provoca rechazo.
El actual entorno económico y empresarial demanda a las compañías grandes retos donde el compromiso de las personas es clave. Se necesitan empresas coherentes y líderes honestos e íntegros que desarrollen una cultura organizativa basada en valores compartidos donde se fidelice el talento.

El éxito a largo plazo, estimado CEO, no radica en definir unos valores y plasmarlos en un documento, sino en actuar conforme a ellos, en que sean interiorizados por todas las personas que componen la empresa y en que sean aplicados en todas y cada una de sus acciones. De ahí que uno de tus requisitos fundamentales sea la coherencia. Tu ejemplo es clave para que se impregne toda la organización. Eres quien va al frente, quien da el primer paso, un referente para el equipo, y eso conlleva la responsabilidad de mantener la coherencia entre la palabra y la acción.
En el CEO coherente existe armonía entre lo que piensa, dice y hace. La coherencia parte de él mismo para lograr la conexión con los demás, e incluso va más allá de pensar, decir y hacer: es su estilo de vida. Mantiene la coherencia independientemente del ámbito en el que se desarrolla, ya sea profesional, social o privado. El CEO coherente es sincero, trasparente, cumple sus compromisos y construye confianza. Tiene clara su misión y se mantiene fiel a sus valores y a su organización, porque para él ser ejemplo no es una experiencia pasajera, es un proceso integral, y desde esa consistencia es desde donde logra motivar a los demás de una forma realmente genuina.
Apreciado CEO, me despido con unas inspiradoras palabras de Séneca al respecto: «Sea ésta la regla de nuestra vida: decir lo que sentimos, sentir lo que decimos. En suma, que la palabra vaya de acuerdo con los hechos».

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